LA GUERRA CIVIL EN PORCUNA.

         Finalizaba el año 1936 y Queipo de LLano no había alcanzado aún el último objetivo de su campaña, Porcuna. Su ocupación interesaba enormemente para dar consistencia a la línea prevista y establecer la comunicación directa Lopera-Porcuna-Valenzuela. La operación, prevista para el día 28, iniciada e interrumpida el 29, se reanudó por fin, el día 31, tras una jornada de descanso la fecha anterior para los requetés y regulares exhaustos del coronel Redondo.

         La orden general de operaciones, que estaba firmada desde el 26 de diciembre, establecía la ocupación de Porcuna en tres columnas convergentes; desde Lopera, Cañete y Valenzuela. La brigada internacional aunque fue contenida, contribuyó con su combatividad a que se acumularan refuerzos gubernamentales en el pueblo de Porcuna. Por ello la columna Redondo se encontró con nueva y fuerte resistencia, que hubo de vencer paso a paso y teniendo que rechazar un ataque a su flanco izquierdo desde Arjona.

         La necesidad de tomar Porcuna, por parte de los nacionales, la explica el mismo coronel Redondo: Después del encuentro con las brigadas internacionales, los requetés siguieron ocupando pueblos y más pueblos, y el 27 de diciembre empezaron días de terribles ataques rojos contra el pueblo de Lopera, acabado de ocupar que está en una hondonada dominada por todas partes por el enemigo, que no deja moverse a las fuerzas que lo guarnecen. Para librar a Lopera de este peligro sólo hay una solución, y es atacar y conquistar el pueblo de Porcuna, que es la llave de todas las posiciones dominantes. Y el requeté no encontró imposible aquello, pese a todas las dificultades que esto representa. Más de 30 muertos han tenido sólo las distintas unidades de requetés andaluces, que fueron propuestas para la medalla militar colectiva por esta operación, las otras unidades tuvieron muchas bajas también.

         El día 31 a las cuatro y media de la tarde, consiguió Redondo cortar la carretera de Arjona, a dos kilómetros de Porcuna, venciendo gran resistencia republicana. En total, casi dos días de lucha, hasta el primero de enero, a las cinco de la tarde, la columna franquista enfiló, por fin, las calles de Porcuna y las voces de “Cara al sol” y el sonar de las campanas anunciaban la ocupación y ponían fin a una campaña que se había prolongado el doble del tiempo previsto. En la batalla de Porcuna desempeñó papel decisivo la actuación de una escuadrilla de trimotores “Junquera” que bombardeó duramente el castillo de Porcuna, donde se había concentrado la resistencia republicana. Se aprovechó la confusión creada para entrar en el pueblo los atacantes. Según fuentes nacionalistas, más de 100 muertos republicanos se recogieron en las calles (seguramente, consecuencia de los fusilamientos inmediatos, al menos parte de ellos), además de otros cadáveres que se hallaron en el campo.

        

Nido de ametralladoras en Porcuna(Jaén)
El relato de la toma de Porcuna, lo escribe también otro escritor nacido en Villanueva de Córdoba, el jesuita Bernabé Copado, cuyo punto de vista es contrario al de Moreno Gómez:

         Llegó el alba del día 31, y la Columna Redondo hubo de seguir su avance, a base de un amplio y doble movimiento envolvente. Hacia el cruce de la carretera con un camino vecinal, la caballería desplegó, describiendo un arco de círculo, desde dicho punto a la cota 380, y de aquí a la carretera de Arjona, que quedó cortada. El otro movimiento lo realizaban las fuerzas de a pié, por dicho camino, con un arco menor, que tenía por eje las crestas al nordeste de Porcuna, para cerrar el otro extremo en el punto de contacto con los escuadrones sobre la carretera.

         Unidas así ambas fuerzas, se tomó la casilla de peones camineros, y seguidamente se dio el asalto de las primeras casas de una serie que esmaltan una loma, por cuya base entre taludes va la carretera. Así anocheció aquel día, después de rudo combate, maniobrando sin cesar, con movimientos envolventes que obligaban al enemigo a perder terreno. Al amanecer del nuevo día y el nuevo año 1937, se trató de adelantar las posiciones. A las 4 de la tarde, se presentaron 17 aviones nuestros, que bombardearon eficacísimamente las posiciones enemigas y la población de Porcuna, y a las cuatro y media nuestras fuerzas dieron el asalto al pueblo, después de un combate durísimo, en que la artillería nos causó algunas bajas.

         A las 6 horas bien anochecido, penetró la vanguardia de la Columna en las primeras calles de Porcuna. Los militares y los artilleros se defendieron en sus puestos hasta el último momento, en que, temiendo ser rodeados, se lanzaron por la única brecha que quedaba, y que por falta de elementos no se pudo cortar la carretera que va de Porcuna a Valenzuela y tuerce hacía Santiago de Calatrava. Unos treinta, entre soldados de artillería y sanitarios, se quedaron atrás, a pesar de las amenazas de los oficiales: y al entrar nosotros se presentaron con el armamento. Las fuerzas con que hemos tenido que luchar en Porcuna eran españolas. Por documentos de la propia brigada y el testimonio de los soldados y personas de autoridad del pueblo, la brigada se componía de 375 milicianos de Porcuna; Regimiento nº 3 de Ametralladoras de Alicante; Batallón de Dinamiteros de Jaén; Batallón de Milicianos “Los invencibles” de Jaén; Regimiento de Milicianos, columna “Garcés”; Regimiento Tarifa nº11; Batallón de Voluntarios de Córdoba nº 9; Milicias reunidas de Porcuna, Valenzuela, Santiago, Higuera y Lopera; Sección motorizada de Jaén; Quinto Ligero de Artillería; Sexto Ligero de Artillería; Parque móvil; en total más de 3.000 hombres.

         El conjunto quedó deshecho gran parte, por muertos que les causaron nuestros disparos artilleros y por el choque en los encuentros con los requetés, Policía Rural de Sevilla y Caballería de Regulares; muchos que huyeron, y muchísimos heridos por nuestras balas... y por ellos mismos. Hasta aquí lo escrito por Schneider. En el largo relato de Copado, - recogido de un técnico militar extranjero que luchaba con los nacionalistas - se cita la intervención del Batallón “Garcés” de Villanueva de Córdoba, pero no, la de dos compañías de los Batallones “Pedroches” y “Pozoblanco” que se desplazaron a Lopera después del desastre de los internacionales, según el testimonio de Ángel Encinas Amor El uña.

         Tras la batalla, las exigencias de responsabilidades no se dejaron esperar. El coronel Hernández Saravia, que nunca gozó de la simpatía de Largo Caballero, fue destituido del mando del sector de Córdoba el mismo primero de año y sustituido por el coronel José Villalba Rubio, continuando como jefe de EM el teniente coronel Leopoldo Menéndez. Villalba tomó posesión del cargo el 4 de enero.

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          Bibliografía:

         - MARIN MUÑOZ, ANTONIO. La Guerra Civil en Lopera y Porcuna. Vestigios de la Contienda. Lopera. 2001.

         - MARTINEZ BANDE J M. La campaña de Andalucía.. Ed. San Martín.

         - MORENO GÓMEZ F. La Guerra Civil en Córdoba. Editorial Alpuerto, S.A. Madrid. 1985.

         - COPADO Bernabé. Con la Columna Redondo. Imp. de la Gavidia. 1937.

         - CASTELLS Andréu. Las brigadas internacionales de la guerra de España. Ed. Ariel, S.A.



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