HISTORIA ANTIGUA, MODERNA Y CONTEMPORÁNEA DE LOPERA.




        La localidad de Lopera conserva unas hondas raíces históricas y un largo devenir a lo largo de los siglos, puesto que los primeros datos de su existencia se remontan a la Edad del Bronce al haberse encontrado restos de esta época en los cortijos de Almazán, Lanzarino I y Cuatro Hermanas.De la época ibérica existen en el término municipal siete yacimientos, que vienen a demostrar, junto a las numerosas monedas encontradas, la presencia de iberos en toda esta zona, hecho que no es de extrañar dada la proximidad de la ciudad romana de Obulco (Porcuna).

          Existen yacimientos de la época romana en diversas zonas del término municipal. No obstante, Lopera fue un lugar de segundo orden en la administración territorial romana. Su nombre en esta época era POLESI y formaba parte o dependía administrativamente del municipio de Obulco (Porcuna). El yacimiento mejor estudiado es el de la ciudad romano-visigótica de los "Morrones", que contaba con una basílica visigótica y estaba situada justo en el límite con el término de Cañete de las Torres. Existían dos vías romanas que cruzaban el término de Lopera, una al norte y otra al sur junto a Obulco.El actual núcleo poblacional surgiría en torno a los siglos VIII y IX d.c con el más que probable asentamiento del pueblo visigodo o musulmán en una de las faldas del Cerro de San Cristóbal. En 1240 Lopera fue conquistada por Fernando III "El Santo", que arrebató de esta forma la localidad a los musulmanes. Plaza de la Constitución en Lopera

          Lopera estuvo bajo la jurisdicción de la Orden de Calatrava hasta el siglo XVI y durante todo este tiempo pasaron por Lopera varios comendadores, que fijaron su residencia permanente en el castillo. A mediados del siglo XVI Lopera tuvo como comendador a Don Juan Pacheco y Torres, hijo de Doña Marina Fernández de Torres, de quien existe un sepulcro en el altar mayor de la Iglesia Parroquial de la Purísima Concepción.

          Durante toda esta época Lopera dependía de la encomienda de Martos y Porcuna, hasta que el rey español Felipe II decide declararla en 1595 como villa independiente.

          En el siglo XIX se produce la desamortización de los bienes de la iglesia, que fueron adquiridos en su mayor parte por burgueses que aumentaron así su patrimonio y dominio sobre el resto de la población. Entre estas personas hay que mencionar a Alonso de Valenzuela, diputado a Cortes en 1854 y alcalde de Lopera entre 1870 y 1874, quien en 1856 adquirió el castillo.

          Una imagen típica del primer tercio del siglo XX era ver a los jornaleros desempleados en la plaza mayor del pueblo a la espera de que el capataz de turno los quisiera contratar.Fueron años caracterizados por un incremento de los conflictos sociales y de las continuas reivindicaciones laborales. En 1925 con la dictadura de Primo de Rivera se inicia la construcción de los Grupos Escolares,y cuya consecución fue gracias a la iniciativa del alcalde de aquellos años y maestro nacional Martín Valcarcel.

          Durante la época republicana (1931-1936) aparece la publicación del periódico independiente "Ecos Loperanos", cuyo director era el agricultor Antonio Bellido Verdejo. (Respecto al periodo de la guerra civil ver el apartado específico que trata sobre este tema).

          En el centro urbano de la villa de Lopera se encuentra enclavada la histórica Plaza Mayor o Plaza de la Constitución, que ha sido testigo durante muchos siglos de los distintos aconteceres que han sucedido en esta localidad, y que se haya rodeada por un magnífico triángulo monumental compuesto por el Castillo de los Calatravos del siglo XIII, el Ayuntamiento o Casa Consistorial del siglo XVII Iglesia Parroquial de la Purísima Concepción y la Iglesia Parroquial de la Purísima Concepción del siglo XVI. A escasos metros de esta histórica plaza se levanta otro monumento de hondas raíces históricas: el Pósito o Casa de la Tercia(siglo XVI).

          El Castillo sobresale sobre el resto del entramado urbano por sus grandes dimensiones. Su núcleo principal consta de dos compactas torres de homenaje, que reciben el nombre de Santa María y San Miguel. Ambas torres se encuentran rodeadas por una extensa muralla almenada, que a su vez es perímetro del conjunto, formando un pentágono irregular.

          Entre los monumentos loperanos,hay que destacar también la Iglesia Parroquial de la Purísima Concepción, de estilo gótico final o isabelino, y cuya construcción data de finales del siglo XV o principios del XVI. El templo se divide en tres naves, la central con cabecera plana que se separan por pilares circulares y se divide en cuatro tramos. Se cubre con bóveda ojival de múltiples nervios, de estrella en los laterales y de rombo en la central. Posee una portada principal con un arco trilobulado y unos calados doseles con tres imágenes: San Juan, la Virgen y San Pedro. También tiene otras dos fachadas laterales norte y sur.

          En su interior se encuentran los retablos de San Antonio,Virgen del Carmen, el de la Purísima Concepción, Sagrado Corazón de Jesús, Virgen de la Cabeza, además de la Capilla del Cristo de la Vera Cruz y el sepulcro de Doña Marina Fernández de Torres, obra de Juan de Reolid, que data del año 1547. También existe en la Sacristía un museo parroquial con valiosas obras de arte y libros de música de indudable carácter religioso. En la parte superior del retablo de San Antonio existe una pintura barroca del pintor granadino José Risueño, que representa a la Virgen del Carmen con el niño en brazos, rodeados de las ánimas benditas.

          La villa de Lopera cuenta asimismo con un Pósito o Casa de la Tercia del siglo XVI, de propiedad municipal, que adquiere una forma totalmente rectangular y su construcción está realizada a base de mampostería de piedra, mortero de cal y ladrillo. En su interior estuvo Miguel de Cervantes por el año 1592 con el fin de recaudar trigo para la Armada InvenciblePósito o Casa de la Tercia en Lopera. Este edificio histórico casi siempre ha sido utilizado por sus propietarios como almacén para el grano excepto en el pasado siglo que fue reconvertido en bodega de vino por la empresa Sotomayor. En la actualidad este edificio acoge los actos culturales que normalmente se desarrollan en el municipio.

          También hay que citar por su importancia histórica al Hospital de San Juan de Dios, el Colegio Público Miguel de Cervantes (años 20), la antigua Casa del Pueblo sita en la Avenida de Andalucía, el Paseo de Colón y las Ermitas de Jesús, San Roque y Cristo Chico. Dentro de los yacimientos arqueológicos hay que mencionar la necrópolis romano-visigoda de los Morrones y la del Polígono Industrial de Santa Quiteria.

          En materia medioambiental, debo destacar el bello paisaje que brinda de forma permanente el paraje de San Isidro, situado a un kilómetro del casco poblacional si accedemos a él por el camino del Pilar Nuevo. A lo largo del año se puede presenciar una abundante vegetación y mucho arbolado, y en su llanura está enclavada la Ermita de San Isidro y una Casa de Cofradías.

          El arroyo del Pilar Nuevo serpentea dicho lugar por su lado suroeste y lo convierte por derecho propio en la zona preferida por muchos loperanos para pasar un buen día de campo en compañía de familiares y amigos al disponer de agua potable, mesas y asientos de piedra, mucho arbolado, servicios públicos, además de un pilar del siglo XIX que antiguamente era utilizado por los animales de carga y por los agricultores para refrescarse y recoger agua para los diversos tratamientos fitosanitarios del olivar. Este paraje adquiere su mayor protagonismo a mediados de mayo con la celebración en dicho lugar de la Romería en honor a San Isidro Labrador.

          Entre los días 27 y 29 de diciembre de 1936 se desarrolló en los alrededores de la localidad la conocida como Batalla de Lopera. Fallecieron en torno a 300 brigadistas internacionales y 200 bajas de soldados nacionales. Por este motivo se conservan importantes vestigios de la guerra civil española como nidos de ametralladoras, fortín antitanques, trincheras republicanas, etc

          En el Jardín del Pilar Viejo existe un monumento en honor a los poetas ingleses Ralph Fox y John Cornford, que fallecieron ambos en Lopera durante el desarrollo de la guerra civil española cuando defendían el bando republicano y a la XIV Brigada Internacional. En la calle Doctor Fleming existe otro monumento en honor a las brigadas internacionales.




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